Manzanas, CDs y mucho cuento

Supongo que no estoy descubriendo nada nuevo con este post, pero quizá aclare mis ideas escribiéndolas, y puede que hasta aclare las de algún lector.

Empecemos por establecer el objetivo del post: hacer ver al lector que cobrar por copias/licencias de CDs de música/software es robar. Sí, ha leído ud. bien. No me refiero a que “piratear” sea robar, sino todo lo contrario: es la discográfica o la empresa de software la que roba al cliente.

Aclarémoslo: ¿en concepto de qué nos cobran?

Tomemos un CD de música, o un programa de software comercial. Cuando pagamos un dinero por “comprarlo”, ¿qué pagamos?

Para contestar a esta pregunta quizá convenga comparar un CD con algo más cercano (para algunos, al menos): una manzana. Si vamos a la frutería y pagamos por un kilo de manzanas… ¿qué gasto sufragamos con nuestro dinero? Puede argumentarse que estamos pagando los gastos de producción, y que ese es también el caso de nuestro proverbial CD de música o software. Pero esto no es del todo cierto. En una sociedad capitalista, no se paga por compensar los sufrimientos del que produce algo, sino en función de cuánto estemos dispuestos a pagar por ello, porque el comprarlo nos evita la molestia de tener que obtener por nuestros propios medios el producto (en el ejemplo, plantar nosotros mismos un manzano).

Supongamos que compramos una manzana, y cogemos sus pepitas. Supongamos que las plantamos y cuidamos durante años, hasta que florece un manzano, y cuando las manzanas están maduras las recogemos y comemos, redistribuyendo entre nuestros amigos las que no queramos. Nadie puede impedírnoslo, y el único motivo para no hacerlo, y comprar las manzanas en la tienda, es que esta manera de duplicar manzanas es costoso. Es esta molestia la que evitamos con nuestro dinero, y no el preservar ningún derecho del vendedor de la manzana original, quien ya nos cobró un precio que consideraba justo por la manzana, y lo que hagamos con ella tras esta transacción de compra-venta justa no le incumbe.

Ahora bien, supongamos que plantar las semillas es trivial. Supongamos que el ciclo de crecimiento del manzano es prácticamente inmediato, y supongamos que obtener las manzanas maduras sea un proceso rápido y poco costoso. Supongamos, también, que la redistribución de las manzanas sobrantes no nos cueste nada. En este caso, ¿sería justo que el vendedor de la manzana original quisiera limitar nuestro derecho a multiplicarla y redistribuir los productos? ¿En base a qué? ¿Simplemente porque es fácil hacerlo? ¿Simplemente porque nuestra redistribución daña su negocio, al serle a él más difícil vender sus manzanas, si nosotros damos gratis las nuestras?

Reflexionemos un poco, porque esto es lo que pasa con la música y el software. Si la copia primigenia se vende a un precio justo, lo que el comprador haga con ella no puede ser de incumbencia del vendedor. Tal como están ahora las cosas, los vendedores de música/software nos están cobrando por el privilegio de hacer copias, que a ellos les salen a un coste marginal. Hay unas leyes que criminalizan el hacer copias y redistribuir ciertos productos, y ello obliga al consumidor a pagar a ciertas personas autorizadas para que ellas hagan las copias y se las proporcionen… Pero no estamos pagando, como con las manzanas, por que otros hagan algo que nosotros no queremos hacer, sino algo que no nos dejan hacer.

Pero, ¿acaso no merece el artista/programador una compensación?

Pues claro que sí. Sucede que, como he dicho, no estamos pagando para cubrir los gastos de producción, sino los “gastos” de duplicación, que son prácticamente inexistentes, y solo se pagan porque las leyes nos quitan el derecho de hacerlo nosotros mismos, y dan los privilegios a otros.

Puede entonces preguntárseme cómo pagar al artista/programador por su trabajo. Pues es bien fácil: cobrando un precio justo por la copia original. Da igual que este precio sea un euro o un millón de euros. El CD “original” debe ser vendido en justicia, y el legítimo comprador debe obtener todos los derechos sobre lo que ha comprado.

Analicemos esta proposición. Supongamos que la empresa Nanosoft produce el sistema operativo Doors, y que le ha costado 10M euros (por decir algo) producirlo. Puede intentar vender 100k copias, a 110 euros cada, y sacará un 10% de beneficio, pero hemos visto que esto no es muy justo, porque traslada el cobrar por un producto (el software), lo cual es justo, a cobrar por un servicio (la duplicación y redistribución), lo cual, siendo prácticamente gratuito y fácil de hacer por el propio cliente, es injusto.

La alternativa es que Nanosoft venda el software original, junto con todos los derechos de duplicación, por 11M euros. Sí, comprendo que nadie estaría dispuesto a pagar ese precio por una copia, pero es que los está pagando por hacer, potencialmente, infinitas copias. Si alguien no está dispuesto a pagar ese precio, ¿por qué se produce ese producto? Si el valor del producto que obtiene el comprador no compensa un desembolso de 11M euros, ¿por qué se ha gastado Nanosoft 10M en producirlo? Y, en todo caso, ¿por qué espera Nanosoft recuperar su inversión?

Si existiera un comprador que obtenga Doors al precio considerado justo por Nanosoft, este compador podría, a su vez, venderlo a otra persona, y/o hacer copias ilimitadas, vendiéndolas o no (y recordemos que Nanosoft sigue pudiendo hacer copias del software). Pero tengamos en cuenta otra cosa: que todo comprador, una vez pagado un precio justo al vendedor (Nanosoft, o cualquiera en la cadena), se convierte a su vez en vendedor y redistribuidor legítimo. Esto implica, obviamente, que el software será cada vez más difícil de vender, y que se “devaluará”, pues los sucesivos compradores temerán cada vez más que sus predecesores redistribuyan las copias que se quedaron. Pero esto no es injusto, dado que cada vez que alguien revende el CD no pierde realmente nada, ya que sigue quedándose con todos los derechos que adquirió cuando hizo su compra.

Hay que hacer especial hincapié en el hecho de que alguien en la cadena de compradores (incluido el primer eslabón: el productor) tiene que vender una copia del producto (p.e. un CD de Doors XP) si y solo si el comprador le ofrece un precio justo, y que una vez vendida la copia por un precio justo, el vendedor comparte todos los derechos de los que disfruta sobre la copia y redistribución del producto con el comprador. No “cede” ningún derecho, porque una vez efectuada la venta, él sigue teniendo todos sus derechos intactos.

La presente situación, en que los compradores somos criminalizados por hacer copias y redistribuir productos que no están fuera de nuestra capacidad de copiar y redistribuir, se produce por el simple hecho de que los productores de software/música no son capaces de vender sus productos por un precio justo, y se ven obligados a vender copias individuales a precios inferiores, esperando recuperar el gasto vendiendo muchas copias. Pero esto no es nuestro problema como consumidores. Si a mí se me vende algo por un precio considerado justo, tengo todo el derecho a hacer con ese producto lo que quiera, incluido compartirlo, regalarlo, duplicarlo o quemarlo. Yo no tengo ningún problema con que los precios suban. Me parece una opción lícita. Los productores pueden pedir lo que quieran por sus productos, y el comprador puede comprar o no. Pero lo que el productor no puede hacer es violar los derechos del comprador, ni fiscalizar qué hace el comprador con su compra.

Si no permitimos que el frutero nos diga qué hacemos con una manzana (comerla, compartirla, plantarla y duplicarla, o tirarla a la basura), ¿por qué tenemos que aceptarlo de un productor de software o música? Respuesta: no tenemos por qué.

2 Comments »

  1. Anonymous said,

    June 29, 2007 @ 19:11 pm

    Error dialéctico o te acabas de cargar la base del capitalismo.Partes de la base que “El dueño (dominus= el que tiene el poder de decidir sobre una cosa) es el que lo produce”. El PODER, con mayúsculas, en la enconomía de ¿¿LIBRE ?? MERCADO o así, el PODER, digo, NO ES DEL QUE PRODUCE, sean manzanas, arte o Telebasura vg. la miséria que cobran los pescadores, agricultores, etc). Es de los que están en medio de ese productor y del consumidor. De los que IMPONEN los precios manipulando la oferta y demanda. Manejando a gobiernos y medios. Es del que tiene y presta las “pelas” pa que nos endeudemos hasta las orejas para poder producir y consumir. EL, que solo produce más y más deudas. EL, que decide quien manda y quien “opone”. EL, el dueño de los “mass media”, que decide que se dice y que se vé. EL, que dice cuando y donde se crea una sociedad de ¿¿PROTECCION?? de “loquesea”. En este caso, los “lobbies” que controlan las discográficas, las editoriales,las sociedades de autores, etc.

  2. Iñaki Silanes said,

    July 2, 2007 @ 9:31 am

    En ningún momento he dicho que el capitalismo sea sagrado ni tenga que ser respetado. Sus bases pueden ser eliminadas sin remordimientos, si ello produce una sociedad más justa y feliz.

    De todas formas, asumamos un capitalismo feroz, donde el control es de quien puede ejercerlo, y la ley la impone quien manda. Pues en ese caso, la mal llamada “piratería” estaría doblemente justificada: estamos en una batalla completamente amoral, en la que ellos ponen barreras y nosotros nos las saltamos. Dicha batalla ya está vencida: nunca podrán pararnos.

    Es absolutamente inmoral justificar una especulación atroz, que beneficia a quien ni produce ni consume. En un mercado JUSTO, un agente puede decidir bajar su producción para subir el precio. Lo que no puede hacer es coartar la libertad de terceros para que ellos produzcan. A esto se le llama mafia, y está perseguido por Ley.

    Los artistas tienen derecho a un monopolio absoluto en la producción de sus propios trabajos (por definición). A lo que no tienen derecho es a un monopolio en la producción de copias, lo cual está al alcance de cualquiera. Intentar controlar este segundo mercado es una práctica mafiosa, no ejercer un capitalismo justo.

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