¿Dónde cagarán ahora las palomas?

Parece ser que hoy retiran una estatua de un tal Claudio (al que sus amigos llamaban cariñosamente “Claudillo”), que servía en la plaza del ayuntamiento de Santander de cagadero de palomas. Seguro que los animalitos echarán de menos la calva de este señor, por tener la curiosa propiedad de que era el único lugar de Santander donde podían cagar sin temor a que la gente de bien las odiara por ello (sino más bien al contrario).

Fuentes: El País | El Mundo

Leave a Comment