Scrobbling to Last.fm with Amarok 2.3 and no Kwallet

I am not a great [[KWallet]] fan (probably due to ignorance), so when I introduce my [[Last.fm]] credentials in [[Amarok (software)|Amarok]] I get this warning that they will be saved in plain text (because Kwallet is not running). That didn’t bother me much, until recently. As it happens, my computer at work (Amarok 2.3 on [[Arch Linux]]) does not scrobble (publish) the tracks I play into Last.fm.

The root of the problem seems to be that my Last.fm credentials are not actually saved. If I go to Settings -> Configure Amarok -> Internet Services -> Last.fm, I can write my “Username” and “Password” there. If I click on “Test login”, it will report a success for valid credentials, and a failure for wrong ones. If I click “OK” (that is, save and exit), the aforementioned warning about Kwallet not running appears (no big deal so far), and if I choose to accept the proposal of saving the password in plain text Amarok seems to accept it. The problem is, it doesn’t really. My tracks don’t get scrobbled, and if I go to the Last.fm settings again, the credentials are empty.

In my computer at home, with an identical Amarok 2.3 on Arch Linux and with no Kwallet, the credentials do get saved, and the scrobbling does work. It might well be because I alreadly applied the trick I will explain next (and I don’t remember having done it). I came accross the solution at bug report 555688 at [[ Launchpad_(website)|Launchpad]], the Ubuntu bugtracking site.

The solution is simple. Edit the following file:

~/.kde4/share/config/amarokrc

and add the following (section [Service_LastFm] will most likely already exist):

[Service_LastFm]
fetchSimilar=true
ignoreWallet=yes
password=YOURPASSWORD
scrobble=true
username=YOURUSERNAME

where YOURPASSWORD and YOURUSERNAME must obviously be changed for the appropriate values.

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Amarok WTF

Warning: the following rant could be caused by my idiocy, more than by Amarok’s fault. See comments.

I have been using [[Amarok (software)|Amarok]] as music player even since I had first contact with it. I was really delighted with its capabilities, and everything was intuitive and useful in its [[User Interface|UI]]. That was until version 1.4.x.

Version 2.0 was an almost complete rewrite of the code, and as such many things changed. The UI suffered a large redesign, in my opinion for worse… but that’s just an opinion. There are, however, other issues that are facts, not opinion. Amarok 2.0 lacked many of the features of Amarok 1.x, as the developers themselves admitted (not much room to deny). Fine, I have no problem with that. It is understandable: until version 2.x things will not settle down. The only problem is that Linux distros (at least Ubuntu) adopted Amarok 2.0 almost immediately, leaving us users with a broken toy. Not nice.

My latest gripe with Amarok? I run Ubuntu 9.10 at work (Amarok 2.2.0), and latest Arch at home. In the latter, I just updated Amarok 2.2.1 to 2.2.2 in the weekend (Arch is much more up to date than Ubuntu, since it’s based in almost bleeding-edge rolling releases). Well, unlike Amarok 2.2.1 before (or Amarok 2.2.0 at work), the new Amarok 2.2.2 does not have an option for random play. Yes, you read correctly. There is no way I know of to avoid playing all the songs in the playlist in the exact order (in principle, alphabetical) they are laid on. In older versions, you could play songs or albums randomly. With 2.2.2, they lost this capability. Amazing feature regression, if you ask me.

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Los piratas también comen

Ya me perdonaréis que escriba dos posts seguidos sobre el mismo tema. Además en castellano, cuando procuro que el lenguaje del blog sea el inglés, simplemente por mayor alcance entre los lectores potenciales. La verdad es que muchos “artículos de opinión” me salen más naturalmente en el idioma de Cervantes, y además en este caso voy a responder a una columna publicada en una revista en castellano.

El caso es que ojeando el suplemento Mujer Hoy del periódico, concretamente el ejemplar de la primera semana de 2010, me encontré con un artículo de Julia Navarro titulado “Los escritores también comen“. En él, la señora Navarro hace una apología de la remuneración “justa” de los autores (concretamente escritores), y critica (por supuesto) la distribución de contenidos por medio de redes [[es:peer-to-peer|p2p]]. Como en el artículo se hacen una serie de argumentaciones falaces, y como los comentarios en la propia página hoymujer.com me parecen un lugar exiguo para comentarlas todas, he decidido hacerlo aquí. Si lo considero apropiado, le haré llegar un link a este post mediante un comentario en hoymujer.com (no es que piense que lo vaya a leer, pero bueno).

La señora Navarro comienza exponiendo su postura:

Perdonen que vuelva sobre el asunto, pero el debate está en la sociedad porque a muchos no les entra en la cabeza que “piratear” el trabajo ajeno debe ser delito y se han puesto de uñas ante la nueva legislación que cortará el acceso a internet a quienes se descarguen contenidos sin previo pago. Y no se me ocurre mejor manera que explicarles cómo se escribe una novela o cómo las escribo yo.

Tras esto, explica en dos párrafos el proceso creativo de un libro, y argumenta que tras cada obra hay un ser humano que ha trabajado para parirla y merece una remuneración.

Empecemos por la propia introducción: la Sra. Navarro confunde las modificaciones legislativas que el PSOE quiere hacer (¿o a hecho ya?) sobre el cierre de páginas web “piratas” por parte de una comisión gubernamental, y no jueces independientes, con la [[es:Ley Hadopi|Ley Hadopi]] de Sarkozy, que versa sobre el corte de la conexión a internet a usuarios “piratas”. No la culpo, porque en este circo mediático yo también confundo a veces de qué se está hablando. En todo caso, las críticas a la nueva legislación a la que quiere aludir la señora Navarro no tienen que ver con la “justicia” de cerrar o no páginas web, ni con si queremos “piratear” sin cortapisas, y evitar “previos pagos”. A ver si se entera ud., Sra. Navarro, que la ley lo que pretende es obviar las garantías de defensa justa de los acusados. Ya existe una legislación que contempla el cierre de cualquier sitio web que vulnere la ley, mediante decisión judicial (de manera cautelar si hiciera falta, es decir, antes de un juicio), y acompañada de juicio. Pero todos los juicios que en España se han celebrado en este sentido, han sido ganados por la defensa. Es decir, que el juez siempre ha negado la razón a la SGAE y a sus colegas (de ud.) autores acusadores. Lo que pretende la nueva ley es que, dado que un juicio justo no da la razón a quien interesa a la SGAE, digo al gobierno, sea una “comisión” (dependiente de la SGAE, digo, del gobierno) la que decida los cierres, cortocircuitando la via judicial (ya sabe ud., la separación de poderes que dice la Constitución, que es un libro también).

Sigamos por el desarrollo. Argumenta la Sra. Navarro que, dado que escribir (“crear”, como dicen los pretenciosos artistas), cuesta un esfuerzo, los artistas merecen una retribución:

Imagino que lo mismo les sucede a quienes escriben una canción, un guión o una serie de televisión. O a quienes ponen voz a esa canción o interpretan un libreto. Ese esfuerzo para crear no es mayor ni menor que ejercer la abogacía o limpiar la vía pública. Cada trabajo tiene detrás a un ser humano que merece recibir una retribución.

Esto, Sra. Navarro, es simple y llanamente falso, y dejar una pluma en manos de alguien que no lo sepa podría ser considerado imprudencia temeraria. Como ud. bien sabe, en un mercado libre capitalista (que es el que me dicen que nos rige en España, y creo que a ud. también), el precio de los bienes no está marcado por lo que cueste el producirlos, sino por lo que el comprador está dispuesto a pagar. Por poner un ejemplo absurdo, a un insomne puede costarle tanto dormir como a ud. escribir un libro, pero ello no significa que el insomne “merezca” una retribución por sus esfuerzos. Es más, y hablando de ejemplos, yo voy a seguir el suyo y le voy a hablar de mi vida como “pirata”, que diría ud.

Todo empieza con una crítica, una noticia, un anuncio… Digamos que un amigo me dice que cierta serie de TV es muy buena. La busco en una red p2p, y la encuentro. Mi conexión es muy lenta, así que tengo que ser selectivo con lo que bajo, porque tarda mucho. La pongo a bajar, y tras semanas, la tengo entera. Bien, esto es el primer paso, pero no siempre el último. Hete aquí que me la he bajado en inglés, porque prefiero las versiones originales, y porque hay más gente angloparlante compartiendo ficheros. Mi dominio del inglés es bastante aceptable, pero unos subtítulos vendrían bien. Me pongo a buscar subtítulos (para cada uno de los 25 capítulos de cada una de las 5 o 10 temporadas de la serie), y a seleccionar entre los que encuentro (no todos están igual de bien). Ahora tengo un problema: la sincronización no es perfecta. Los subtítulos salen 2 segundos antes que los actores hablen. Bueno, me hago un programilla que toma un fichero de subtítulos y lo adelanta o atrasa un tiempo arbitrario. Por amor al arte. Cuando lo termino, veo que atrasar 2 segundos los subtítulos no es suficiente, porque además lo que en el subtítulo son 10 segundos, en el vídeo son 10.5 segundos (la velocidad de reproducción no es idéntica). Bueno, modifico mi programa para permitir también “estirar” o “encoger” el subtítulo, y lo uso para adecuar el subtítulo al vídeo. Tras innumerables pruebas, veo que atrasando 2.3 segundos y estirando por un factor 1.0525 los subtítulos, estos encajan. Ya terminé el capítulo 1 de la temporada 1. Cuando pruebo el capítulo 2 veo que esos mismos factores de atraso y estiramiento no me valen. Resulta que para el segundo tengo que adelantarlos 1.1 segundos, y estirarlos un factor 1.063. Y suma y sigue.

Tras sudar un poquito subtitulando 250 capítulos (con un programa que yo mismo programé), pienso que, ya puestos, puedo recodificar el poco optimizado vídeo en [[es:DivX|DivX]] a [[es:x264|x264]], que permite mantener la calidad de imágen con un tamaño menor de fichero. Además, decido cambiar el contenedor de [[es:AVI|AVI]] a MKV ([[es:Matroska|Matroska]]), porque este último permite añadir varias pistas de audio, o varios subtítulos diferentes, todo en un mismo fichero. ¡Incluso el mismo video ocupa hasta un 5% menos en MKV que en AVI, sin variar el codec! Pero recodificar un video no es cosa de 5 minutos. Intel me agradece que me gastara dinerito en un procesador capaz, entre otras cosas, de recodificar video a una velocidad aceptable. La compañía eléctrica me agradece el gasto que mi ordenador hace cuando recodifico esos vídeos durante decenas de horas. Y nadie me agradece el tiempo que he gastado aprendiendo sobre codecs y vídeos y leches, para llegar a la conclusión de que vídeos x264 en contenedores MKV son buena opción.

Tras subtitular y recodificar los vídeos, veo que los nombres de los mismos son desafortunados. Contienen espacios, comas y signos de interrogación o exclamación, cosa desaconsejable en un nombre de fichero. Además no incluyen los nombres de los capítulos, sólo los números. Bueno, pues me hago un viaje a la Wikipedia, y busco los títulos de esos capítulos, y gasto un tiempo renombrando todos los ficheros.

Ahora que tengo los capítulos de esa serie que me gusta en un formato compacto, de buena calidad de imagen pero poco tamaño, con los subtítulos sincronizados y con nombres más cómodos y sensatos, ¿qué hago? Pues decido ser buen vecino, y compartir el resultado de mi trabajo. Lo cuelgo en la red p2p donde lo obtuve en primer lugar, anunciando que es una versión “mejor” (perdón por la soberbia) de la otra (la que yo bajé). Claro que, dado que mi conexión es asimétrica (como todas en España) tardo en subirla más de el doble de lo que tardé en bajarla. Dado que mi conexión es lenta, eso supone semanas o meses. Pero lo hago, por amor al arte.

Y tras este esfuerzo, que lo es, y tras hacerlo todo por amor al arte, porque la serie me gusta y quiero compartirla, y porque mis buenos sentimientos hacia otros usuarios de p2p me llevan a devolver el bien que ellos me hacen cuando ellos comparten lo que tienen conmigo… tras todo eso, ¿recibo una recompensa? ¿Recibo una “justa retribución”? Pues no, lo único que recibo de gente como ud. es insultos, llamándome “ladrón”. Incluso mi gobierno, en vez de loar mi actitud de defensa de la calidad de la cultura (me he esforzado por mejorar la experiencia de quien disfruta de esa serie) de manera desinteresada, me criminaliza. Me amenazan con cortarme la conexión, como en Francia. Me dicen que quiero todo “gratis total”. Por favor, reflexione dos veces antes de volver a insultarme.

Como broche final, pasemos a la postdata:

Sólo les pido a los piratas que piensen por un momento en qué sucedería si los demás consideráramos que su “trabajo”, el que hagan, debe de ser gratis total. Seguro que no les gustaría. ¿A qué no? Pues a quienes escriben, cantan, interpretan y crean tampoco nos gusta.

Esta argumentación es trístemente ubícua; la usan mucho. El problema es que es tan torticera que merece no una, sino 3 respuestas:

1) Si por “piratas” se refiere a usuarios de p2p como yo, la redirijo a los párrafos de más arriba y le contesto que mi “trabajo” ya es “gratis total”, ¿no lo ve? Mi trabajo como “pirata” consiste en distribuir contenidos y mejorarlos con un esfuerzo que nadie agradece, excepto de la manera que yo más aprecio: haciendo ellos también ese trabajo con otra serie, película o canción, y haciendo que yo lo pueda bajar. Quid pro quo, que diría el Dr. Lecter. Y sí, no solo me gusta, ¡me encanta! Es maravilloso no cobrar por un trabajo, si ello implica que los demás tampoco cobran por el suyo. Crea un ambiente de buen rollo que debería ud. probar alguna vez.

2) Obtener contenidos de redes p2p no es “gratis total”. Pagamos unos precios abusivos por las conexiones a internet, que son la vergüenza de Europa en cuanto a velocidad y precio. Pagamos por los equipos informáticos, por los routers y modems de conexión, y por los medios de almacenamiento de lo que bajamos. Todo eso cuesta dinero. Pero es más, ¡incluso nos hacen uds. pagar un canon! Pagamos por un porcentaje extra por impresoras, CDs, DVDs, discos duros, tarjetas de memoria para cámaras… ¡todo! Y lo pagamos todos, “pirateemos” o no. En mi grupo de investigación de la Universidad del País Vasco yo hacía las pequeñas compras, como CDs o DVDs, y aunque este material nunca vió una canción de Bisbal ni un libro de ud., aunque en ellos solo guardabamos información relativa a nuestra labor investigadora, ello no impedía pagar hasta un tercio del precio final en concepto de “canon”.

3) Ud. no quiere cobrar por su trabajo. A ud. le lleva meses escribir un libro, pero no quiere cobrar un salario durante esos meses. Quiere cobrarlo de por vida. Y no en concepto de “esfuerzo para escribir” sino en concepto de “derecho para usar”. Le voy a poner yo a ud. una situación inversa a la que ud. propone: le pido que piense por un momento que el médico que le salvó a ud. la vida con 15 años al extirparle el apéndice le pide durante el resto de su vida (de ud.) un pago diario por poder seguir respirando. Al fin y al cabo, sin su actuación, ud. estaría muerta. Y al taxista que la llevó a su última entrevista de trabajo, ¿le pagó solo la carrera? ¿O le paga una fracción de su salario todos los meses, porque le debe a él el haber sido contratada? ¿Paga al fontanero que arregló su fregadera por cada día que su cocina no se innunda? ¿O le pagó solo por mano de obra y piezas?

3bis) Si ud. quiere negarse a escribir un libro hasta que alguien le pague 1000 o 2000 euros al mes mientras lo escribe, está en su derecho. Nadie la puede obligar a trabajar “gratis”. Lo que ud. no puede hacer es impedir que terceros hagan copias y compartan dicha obra una vez publicada, simplemente porque eso no le reporta a ud. beneficios. Comprenda que el p2p no compite con el creador, sino con el distribuidor. El e-mail ha hecho que Correos tenga mucho menos trabajo. Es más eficiente usar un medio electrónico para hacer llegar un mensaje, que escribirlo en un medio físico y pagar a alguien para que lo transporte. La Wikipedia ha hecho que las ventas de enciclopedias tradicionales bajen. Es mucho más eficiente buscar algo en un medio electrónico que en uno físico. La Wikipedia no cuesta un dineral, no ocupa un espacio vital, y está mucho más actualizada. Al igual que las cartas físicas con el e-mail, es razonable pensar que las copias físicas de obras culturales (CDs, libros) podrían desaparecer (o palidecer) ante la distribución electrónica (p2p). ¿Apoyaría ud. que el gobierno legisle en contra de usar el e-mail, con la excusa de que Correos pierde dinero? ¿O detrás de Correos no hay seres humanos que merecen retribución? Reflexiónelo, por favor.

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El p2p no es robar, es compartir

Mucho se habla sobre la legitimidad de compartir material audiovisual en redes [[es:peer-to-peer|p2p]], sobre todo en el caso de materiales cubiertos por [[es:copyright|copyright]]. Las discusiones se centran principalmente en dos cuestiones: la legalidad de dicha práctica, y el efecto económico sobre un mercado (venta de copias físicas) que muchos vemos como obsoleto. Básicamente las preguntas son: ¿El Estado lo permite ahora y/o debe permitirlo en el futuro? y ¿Quién pierde y cuánto, quién gana, y cuanto?

Me gustaría añadir un ángulo diferente (aunque indudablemente tratado también por otros extensamente), y es la moralidad. Muchos pensarán que este debate está superado, porque aunque legalmente se permita el p2p, nadie en su sano juicio puede pensar que obtener algo “gratis total”, privando de ingresos al creador, es “moralmente bueno”. Nada más lejos de la realidad. Si releemos esa frase, y el párrafo anterior, vemos que ese juicio supuestamente moral está realmente basado en legalidad y/o economía, temas que deben tratarse separadamente, aunque todo esté más o menos unido. Yo me refiero a un análisis más ideológico.

Primero podríamos empezar por acotar qué es “robar”. Si nos preguntan qué es robar, la primera respuesta sería: quitar algo a alguien. Esta definición es muy buena, porque resume muy bien el problema. Quitar implica que se hace sin consentimiento, y, sobre todo, que el legítimo dueño lo pierde. Si alguien te quita una manzana, te quedas sin ella. Si alguien escucha tu idea y la aplica, no te quedas sin ella. Puede aplicarse el verbo “copiar”, pero nunca “robar”. La única manera de robar una idea es que te laven el cerebro para que dejes de tenerla, contra tu voluntad. De esto podría acusarse a emisoras de radio emitiendo machaconamente los últimos singles de ciertos cantantes, pero nunca a usuarios de p2p.

Entonces, si el usuario de p2p no tiene como objetivo robar (quitar) , ¿cuál es su objetivo? Dos cosas, de las cuales la primera es obvia: obtener. Pero la segunda es igualmente importante: compartir (dar). Las redes p2p no funcionarían si sus usuarios no dieran, además de recibir. Además, nadie roba, ya que por mucho que un usuario dé a los demás, no pierde nada de lo que ya tiene. Esto, que es un detalle técnico obvio, es de vital importancia moral. Compartir es algo que requiere cierto esfuerzo, por pequeño que sea. Aunque paguemos una conexión a Internet con el objetivo de obtener del p2p (no de dar), pagar la conexión no es el único coste. Mucha gente deja encendido el ordenador más tiempo del necesario para bajar (obtener) lo que desea, porque quieren subir (dar) a otros. Los ficheros, una vez bajados, ocupan espacio en el disco duro. Sería más cómodo borrarlos nada más bajarlos y verlos, pero mucha gente los sigue sirviendo (dando) aún cuando esto no les aporte beneficios directos. Otro ejemplo más: las conexiones a Internet (al menos en España) son muy asiméticas: permiten bajar información a nuestro ordenador muy rápidamente, pero subir información de nuestro ordenador a otros es comparativamente muy lento. Todos los usuarios de p2p que conozco lamentan este hecho, cuando si su objetivo es simplemente obtener (bajar) y no dar (subir), la asimetría debería serles indiferente. Es más, pensemos en la génesis de un archivo p2p. Un CD de Metallica que acabe en [[es:BitTorrent (protocolo)|BitTorrent]] no empieza su vida allí como un bien que la gente quiere bajar para ahorrarse el comprarlo. Como el lector encontrará obvio, el primer paso, que precede a lo anterior, es subir el CD por primera vez a la red p2p. Alguien compra su CD de Metallica en su tienda de siempre, y al llegar a casa decide compartirlo. Como tiene un bien que le ha producido beneficio (le gusta Metallica) a cambio de una contraprestación (dinero), y como ve que puede repartir ese beneficio a una comunidad amplia (usuarios de p2p) sin perder el bien original (copiar, no robar), se toma su tiempo para subirlo a la red y que todos puedan bajarlo sin pasar por el esfuerzo económico que él tuvo que pasar.

Claro, podría alguien decirme, dar a los demás no produce beneficios directos, pero eso no quiere decir que el usuario de p2p que sube contenidos lo haga desinteresadamente. En primer lugar, los usuarios que no suben nada tienden a recibir menos conexiones de otros usuarios (si yo tengo el capítulo 1 de una serie, y tú el 2, y tú no me das nada del que tienes, probablemente yo no te daré nada del que tengo. Esto lo controla el programa de p2p automáticamente). Además, globalmente es deseable que todo el mundo suba contenidos con fluidez, para que todo el mundo los baje con fluidez. O sea, ¡que no son Hermanitas de la Caridad! (Bueno, las Hermanitas de la Caridad son buenas porque creen en un dios que las condenará al Infierno por toda la eternidad si son malas, o al menos que las premiará más cuanto mejores sean, así que el desinterés es un concepto muy relativo). Precisamente aquí es donde entra la moralidad. El universo p2p es uno en el que el usuario aprende que compartir puede ser beneficioso para todos, el “win-win” que dicen los americanos. Aprende que si te has bajado algo de la comunidad (otras decenas de usuarios que tenían el fichero y lo compartieron contigo), es justo y deseable que tú hagas lo mismo con otros, porque probablemente otros también lo desean. Desde la experiencia personal digo que alguna vez me he bajado algo que he visto mejorable (por ejemplo los subtítulos estaban mal, los nombres de los ficheros estaban incompletos o alfabéticamente desordenados, una peli incluye anuncios…) y he dedicado un tiempo a corregirlo, no solo para mí (que si así fuera, probablemente no valdría la pena el esfuerzo), sino para luego subirlo de nuevo corregido, con la intención de que la gente se baje la versión “buena”. ¿Por qué? Pues porque me sabe mal que todo el mundo tenga que pasar por el mismo trabajo de arreglar el vídeo o lo que sea, si yo con un mínimo esfuerzo (a veces no tan mínimo) puedo solucionarlo para todos. Al fin y al cabo, me gustaría que los demás lo hicieran por mí.

Para mí, este aspecto de que “compartir es bueno”, es una baza moral enorme del p2p. Tras siglos de “tanto tienes, tanto vales”, de “gana dinero, sea como sea” y “si la gente desea lo que tienes, haz que paguen por ello”, y viendo a donde nos ha llevado moralmente, no puedo por menos que alegrarme de ver llegar una tecnología que permite una compartición desinteresada (o interesada porque si yo soy bueno, todo el mundo es bueno, y deseo eso) de bienes. El p2p es un soplo de aire fresco en el panorama de modelos de crear bienestar: gente que hace que otros obtengan bienestar dentro de un esquema en el que ellos también obtienen ese bienestar. Colaboración real, esto es lo que promueve el p2p. ¿No sería genial que esta ideología trascendiese a todos los ámbitos sociales? Y todo esto lo quieren eliminar, para seguir metiéndonos en la cabeza la idea de que si tienes algo que otros quieren, aunque no te cueste nada compartirlo, no debes hacerlo gratis. Que dar sin exigir es malo. En el ejemplo del CD de Metallica de dos párrafos más arriba, quieren convencer al usuario que se compró el CD y lo subió de que si él tuvo que pagar, que paguen todos. Que su generosidad al compartirlo es mala. ¡Que está robando! Y quieren envenenar así la moralidad colectiva de la ciudadanía con la triste excusa de ganar más dinero. No os dejéis convencer, por favor.

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Sobre González-Sinde sobre las descargas de Internet

Como siempre, estoy al límite de la novedad, comentando noticias que tienen casi un mes de antigüedad. En fin.

El caso es que quería comentar algunas perlas de la ignorante ministra esta, González-Sinde. De las muchas estupideces cosas que ha dicho, me referiré concretamente a las recogidas en esta noticia en El País.

Vayamos por partes:

La ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, ha señalado que que no hay que generalizar y acusar a todos los internautas de hacer descargas ilegales […]

¡Y dale con “descagas ilegales”! A ver cuando nos enteramos de que bajar de Internet material con copyright NO ES ILEGAL en España, cuando se hace sin ánimo de lucro. Y en caso de que ese material se redistribuya comercialmente, el delito está en el lucro con dicha redistribución, no en la descarga en sí. La legislación española defiende los derechos de los ciudadanos (como debe), y no permite que unos pocos controlen lo que podemos acceder con interés no comercial.

González-Sinde, en declaraciones a RNE, […] s eha[sic] mostrado partidaria de la última propuesta de la Coalición de Creadores, que representa la industria cultural, de perseguir las páginas webs de enlaces en lugar de a los usuarios.

¿”Coalición de Creadores”? ¿”industria cultural”? ¿A nadie se le revuelve el estómago con tales conceptos?

En cuanto a lo de perseguir páginas de enlaces, en vez de a usuarios, es de traca. Todos sabemos que los periódicos, por poner un ejemplo, sacan una parte substancial de sus ingresos de los anuncios de servicios de prostitución ténuemente encubierta, y sin embargo el Gobierno no se pronuncia sobre ello. No oigo a nadie decir que si la prostitución es ilegal, también lo deben ser los anuncios de ella. Sin embargo con las descargas el caso es al revés: son legales (léase la Ley, ministra), pero sí se quiere perseguir no su ejecución, sino su facilitación mediante anuncios e información. ¿Cuál puede ser la diferencia? La de siempre: el dinero. Mientras los anuncios de negocios que explotan la libertad sexual de mujeres engrosan las arcas de ciertos empresarios, las descargas que hacen accesible recursos culturales y de ocio a millones de ciudadanos merman las arcas de ciertos otros empresarios. Ante esto me pregunto, ¿por qué el beneficio o perjuicio económico de ciertos empresarios puede afectar las decisiones de un Gobierno, que como tal se debe a los ciudadanos y a la aplicación de la Ley y la Justicia? También uno se pregunta por qué ganar dinero anula la injusticia de la prostitución; y a la inversa, por qué perderlo anula los beneficios sociales de una cultura, un conocimiento y un ocio más accesibles. Es decir, el dinero es la medida moral de si algo es bueno o malo, ¿no?

“[…] es importante aplicar las leyes que ya tenemos y cerrar esas 200 páginas que se lucran poniendo a disposición material audiovisual que han conseguido ilícitamente”

No sé a qué páginas se refiere. ¿Quizá se refiere a páginas que extraen música de CDs comerciales y las venden on-line como si fuera suya? Si es así, aplaudo la decisión. Es inaceptable que haya gente lucrándose del esfuerzo y el arte de los artistas.

Ahora bien, aparte de las discográficas, no conozco de sitios que hagan eso. Sí que hay sitios que hacen accesible material con copyright mediante tecnologías p2p, pero todos los casos que conozco son gratuitos. Los usuarios suben el material que desean compartir, y otros lo bajan, sin más beneficio que el quid pro quo.

Ha matizado que el problema de la música en Internet es el poco peso de las canciones y su rapidez para copiarlas.

Esta es la perla que ha desatado mi indignación, el detonante de este post.

Primero, es falso, ya que cuando la velocidad de las redes era inferior la gente también compartía ficheros. No existe un tamaño de canciones tan grande, o una línea tan lenta (dentro de límites razonables), que la gente elija no bajar música o películas.

Pero, en segundo lugar, es un razonamiento increíblemente perverso, y más aún viniendo de una ministra de Cultura. El que archivos de contenido audiovisual sea susceptible de compresión manteniendo la calidad es un avance tecnológico de tremendo valor. Nos permite almacenar más en menor espacio, permite hacer más copias de seguridad en empresas que trabajen con ello, permite su transmisión más rápida y eficiente, permite streaming de vídeo en tiempo real sobre canales que por su lentitud no lo permitirían de otra manera… En cuanto a la velocidad de las redes de comunicación, es otro avance más importante todavía. Permite la comunicación en tiempo real entre dos puntos cualquiera del globo, permite la colaboración internacional (por ejemplo en ciencia), permite la transmisión y réplica de información vital en tiempo razonable, permite las copias de seguridad remota en tiempo razonable, permite que grabe un vídeo de mi hijo jugando con un sonajero, y se lo haga llegar a sus abuelos antes de que el niño vaya a la universidad se haga futbolista.

Lo que esta tiparraca insinúa es que la tecnología nos permite hacer cosas maravillosas, y por ello es mala. Está predicando un oscurantismo encubierto.

Para la ministra, las críticas que le hacen por esa regulación demuestra “lo virulento o apasionado de esas reacciones demuestra que es un tema importante en la vida de la gente. La red ha cambiado la manera de participar en sociedad”.

No señora. Las criticas indican lo que toda crítica indica: que la gente no está de acuerdo con usted. La gente no “reacciona apasionadamente” simplemente. La gente se indigna con usted y con sus declaraciones. Así de simple.

En el caso concreto de la piratería musical, ha subrayado que “me preocupan mucho los efectos colaterales [de] que no se recupere la inversión cuando inviertes en cultura que se puede copiar”.

El argumento de siempre: la cultura se muere, porque al ser gratis acceder a ella, nadie querrá producirla.

Los defensores de tal despropósito cometen la falacia de dar por sentado que vender trozos de plástico con canciones dentro es la única manera de obtener beneficios de la producción musical. Al igual que las radios nos dan el coñazo con lo último del Loco del Canto, Bisbal y demás para “promocionarlos” y que luego la gente compre más discos y vaya más a conciertos, sigue siendo válido decir que el distribuir la música por Internet hace más visibles a muchos artistas (claro que no necesariamente a los que las mafias discográficas quieren) y les permite obtener ganancias de conciertos a los que no iría nadie si no se hubieran bajado su música de internet. No veo a nadie quejarse de que emitir música gratis por la radio puede dañar la venta de discos. Al fin y al cabo, si puedo oir la canción por la radio (y hasta puedo grabarla de la misma, si quiero), ¿para qué iba a comprarme el CD? Al contrario, las discográficas se dejan una pasta gansa en untar a las radios para que emitan lo que ellas (las discográficas) quieren que la gente oiga.

Pero incluso aunque las descargas bajen ventas de discos y los artistas reciban menos beneficios. Aunque los artistas en ciernes desistan de dedicarse a ese mundo por no tener aliciente económico (otra falacia, suponer que la única motivación para producir cultura es la económica). Aunque la producción de Cultura se resintiese por las descargas… Eso no justifica el daño causado a la ciudadanía por medidas injustamente restrictivas.

Denostando e intentando impedir las descargas de material con copyright se está haciendo un daño enorme a la sociedad. Para empezar, se está intentando mantener un modelo de negocio obsoleto, lo cual en una sociedad capitalista es inaceptable. La venta de soportes físicos para material audiovisual no es un fin en sí mismo, sino un medio para poder hacer llegar el producto a los consumidores de la manera más eficiente posible. No puede hacerse que un grupo toque para un cliente cada vez que el cliente desee, pero sí puede grabarse en un medio físico, y que luego el cliente use ese medio para reproducir la música. Como la producción y distribución de estos medios físicos cuesta dinero, es lógico cobrar por ello, como por cualquier bien (el medio físico) o servicio (la distribución). Pero observemos que se cobra por la producción y transporte del medio físico. En cuanto haya otros medios de eliminar la brecha entre músico y su audiencia, los medios físicos (CDs, etc) quedarán obsoletos, y el pago por ellos será insostenible. Ese punto ya ha llegado.

El segundo daño a la sociedad es de un ámbito moral. Se nos dice que “no se puede tener todo gratis” (yo me sigo preguntando ¿por qué no? ¿No es eso el objetivo de toda sociedad, que sus ciudadanos estén satisfechos sin tener que “pagar” por ello? ¿Es que la vida tiene que ser un “valle de lágrimas” por narices?), pero además se nos dice que “compartir está mal”. Este es un mesaje nefasto. Compartir es lo que hace, por ejemplo, que la Wikipedia sea lo que es. Compartir es lo que hace posible que haya gente que pueda ver series extranjeras subtituladas en el idioma propio por terceros desinteresados. Lo bueno del p2p y la Web 2.0 es que el material que consumimos mejora (y muchas veces se crea) con la aportación desinteresada de otros. A cambio, yo soy ese “otro desinteresado” para ellos, aportando mi ancho de banda y espacio en disco duro para que puedan ver una peli que yo ya he visto. O perdiendo mi tiempo para corregir un artículo en la Wikipedia, o comentar algo en un blog y aportar algo a su autor, o contestar a alguna pregunta en un foro sobre un tema que domino. Desde mi punto de vista, es una pena que en el mundo no funcione todo así. Que no podamos aportar desinteresadamente aquello que sabemos y podemos hacer, y beneficiarnos de la misma aportación de otros. Y para un reducto en que sí se puede, ¿nos lo quieren quitar? ¿Quieren criminalizar el ser buen vecino?

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Jamendo voted best music-related web in CNET contest

Remember the site I get all my free music from? Yes, Jamendo, a site for artists to share their music with their fans under [[Creative Commons licenses]].

Well, apparently (and, of course, with my vote), they won [[CNET Networks|CNET’s]] Webware 2009 competition, in the “Music” category. They also made it to the “Top 100” web sites (which is quite a feat). You can read about it at the Jamendo blog and CNet site.

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My music collection surpasses 10000 songs

Following the “report” series started with my first summary of info about the music collection I listen to, I will update that info in this post.

The data (in parentheses the difference with respect to last report, 8 months ago).


Files

Total files        10039 (+527)
  - Commercial     6533 (+372)
  - Jamendo        3381 (+155)
  - Other CC       71 (+0)
  - Other          54 (+0)
Total playtime     634h (+34h)
Disk usage         48GB (+3GB)
MP3 count          0 (+0)
OGG count          100039 (+527)

Last.fm

Playcount           56191 (+14657)

Most played artists Joaquín Sabina - 3233 (+522)
                    Ismael Serrano - 1820 (+1342)
                    The Beatles - 1632 (+286)
                    Extremoduro - 1611 (+917)
                    Silvio Rodríguez - 930 (+148)
                    David TMX - 891 (+38)
                    Siniestro Total - 847 (+197)
                    Bad Religion - 774 (+142)
                    Fito & Fitipaldis - 749 (+74)
                    La Polla Records - 710 (+145)
                    El Reno Renardo - 660
                    Joan Manuel Serrat - 635
                    La Fuga - 570
                    Platero y Tú - 554
                    Ska-P - 554 (+114)

Most played songs   Km. 0 (I. Serrano) - 82
                    Cuando aparezca el petróleo (E. Sánchez) - 74 (+8)
                    Salir (Extremoduro) - 68
                    Golfa (Extremoduro) - 66
                    Caperucita (I. Serrano) - 65
                    La extraña pareja (I. Serrano) - 61
                    Vértigo (I. Serrano) - 61
                    La del pirata cojo (J. Sabina) - 60 (+5)
                    Tirado en la calle (E. Sánchez) - 59 (+6)
                    Un muerto encierras (I. Serrano) - 58
                    Conductores suicidas (J. Sabina) - 57 (+6)
                    Medias Negras (J. Sabina) - 56
                    Y sin embargo (J. Sabina) - 55 (+6)
                    Tierna y dulce historia de amor (I. Serrano) - 53
                    You shook me all night long (AC/DC) - 52
                    So payaso (Extremoduro) - 52
                    Laztana (Latzen) - 50
                    Esperar (E. Sánchez) - 50
                    Pacto entre caballeros (J. Sabina) - 50 (+3)

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Pay for online radio? Don’t think so.

Apparently the online radio service my (formerly?) beloved [[last.fm]] was providing will no longer be free in the future, according to a recent official blog entry. Due to marketing/commercial/licensing decisions, the service will remain free of charge in the UK, Germany and the USA. Subscribers in the rest of the world will have to pay 3 euros per month.

In principle, I couldn’t care less for online music. I exclusively listen to my private collection, and only use last.fm to publish the list of tracks I listen to. However, I have a couple of thoughts about it.

The first one is that I think that charging web users according to location should be made obsolete. In Internet each person is just that: a person, an individual, a user. A site could ask me what my preferred language is, to interact better with me (and I could answer whatever, true or false), but my nationality, religion or race should be irrelevant. So much talk about “globalization”, and they only use it when it suits them. For example the work market is “globalizable”, but Internet is not.

My second thought is that they have been forced to charge money to their users because they have to pay for the right of broadcasting licensed music. My position? Fuck them. Yes, seriously, screw paying for the broadcasting rights! I am seriously fed up with the morons in the music (and film) industry, trying to control the uncontrollable. If I were Last.fm, or a radio station in general, I would broadcast just [[Creative Commons]] music, such as that at [[Jamendo]]. If you are an artist and want me to broadcast your music, then you should pay me, not the other way around. However, if you provide me with your music for free, I might broadcast it for free, too. Quid pro quo.

I think that radio broadcast of music, or internet sharing, or the CD market, should be completely free of charge (or, in the case of physical formats like CDs, charge just for the price of the physical medium). The musicians should see this forms of broadcast as advertising. The distribution of their music should be as wide as possible, to make them as famous as possible, so that the revenue they get by doing actual work (like performing live) is maximized.

But, hey, that’s just my view. What can I do with an industry that asks me to either comply or fuck off? Well, I guess that we, the clients/users should be asking that to the industry, not the other way around. I certainly try to.

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ogg2mp3 is out

The music loving community may rejoice, ogg2mp3 is out! OK, OK, that is too much to say, but nonetheless someone could find it useful.

Visit its site at: http://isilanes.org/soft/ogg2mp3

ogg2mp3 is a simple Python script I have made to make the task of converting OGG files to MP3 and the other way around easier. There might be other (better) tools out there for the same task, but I had some need, and this script fulfills it. ogg2mp3 can convert single files, lists of them, or even whole directory contents, and reads the [[ID3]] tags of the input OGG/MP3 files, saving them into the output MP3/OGG.

I basically convert bunches of OGG files to MP3 when I want to put them in portable players that don’t read OGG. I do the opposite when someone passes me an MP3 and I want to add it to my collection, which is in OGG format.

Enjoy!

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My music collection surpasses 9000 songs

Following the “report” series started with my first summary of info about the music collection I listen to, I will update that info in this post.

The data (in parentheses the difference with respect to last report, 5 months ago).

Files

Total files        9512 (+1439)
  - Commercial     6161 (+1174)
  - Jamendo        3226 (+225)
  - Other CC       71 (+40)
  - Other          54 (+0)
Total playtime     25d (+4d)
Disk usage         45GB (+7GB)
Artist count       1270 (+236)
Album count        847 (+109)
MP3 count          0 (+0)
OGG count          9512 (+1439)

Last.fm

Playcount           41534 (+5255)

Most played artists Joaquín Sabina - 2711 (+195)
                    The Beatles - 1346 (+118)
                    David TMX - 853 (+82)
                    Silvio Rodríguez - 782 (+37)
                    Extremoduro - 694 (+251)
                    Fito & Fitipaldis - 675 (+53)
                    Siniestro Total - 650 (+39)
                    Bad Religion - 632 (+59)
                    La Polla Records - 565 (+28)
                    Ismael Serrano - 478
                    Ska-P - 440 (+20)

Most played songs   Cuando aparezca el petróleo (E. Sánchez) - 66 (+10)
                    La del pirata cojo (J. Sabina) - 55 (+3)
                    Tirado en la calle (E. Sánchez) - 53 (+7)
                    Conductores suicidas (J. Sabina) - 51 (+3)
                    Y sin embargo (J. Sabina) - 49 (+4)
                    Pacto entre caballeros (J. Sabina) - 47 (+2)

Amarok

Playcount         30392 (+4796)

Favorite artists  NanowaR - 96.16% (+2.14)
                  ABBA - 95.85%
                  Erick Sánchez - 95.19%
                  Rafael Caballero - 94.73 (+0.43)
                  Peiremans - 94.68% (+1.20)
                  Leihotikan - 94.53% (+0.14%)
                  Su ta Gar - 94.44% (+0.34)
                  Simon and Garfunkel - 94.26% (+0.42)
                  La Caja Negra - 94.22% (+0.65)
                  Antarhes - 94.18%
                  Ska-P - 94.12% (-0.96)
                  Eskorbuto - 94.06%
                  Fito & Fitipaldis - 93.87%
                  Juan Luis Guerra - 93.75% (+0.10)

Favorite songs    Salir - Extremoduro
                  You shook me all night long - AC/DC
                  Km 0 - Ismael Serrano
                  Golfa - Extremoduro
                  Todos los segundos cuentan - La Caja Negra
                  Vértigo - Ismael Serrano
                  1st movement of Winter - Antonio Vivaldi
                  Total eclipse of the heart - Bonnie Tyler
                  New America - Bad Religion
                  Caperucita - Ismael Serrano
                  Fiesta pagana (Mägo de Oz) - Mägo de Oz
                  Cuando aparezca el petróleo - Erick Sánchez
                  La extraña pareja - Ismael Serrano
                  Highway to hell - AC/DC
                  Uno - dos - tres - cuatro - Javier Álvarez
                  El roce de tu cuerpo - Platero y Tú
                  Torn - Natalie Imbruglia
                  Un muerto encierras - Ismael Serrano
                  Chop suey - System of a Down
                  Tirado en la calle - Erick Sánchez

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