Eso es creer por creer

Ayer tuve una amarga discusión con amigos a quienes aprecio, a causa de una noticia que leímos en el Diario Vasco.

La noticia en cuestión parafrasea a un grupo de gente que (supuestamente) dice lo siguiente:

Si no fuéramos felices creyendo, dejaríamos de creer en Dios.

Yo dije que eso es ridículo, y a continuación voy a exponer mis argumentos para pensar así. Vaya por delante lo que NO es objeto de discusión:

1) Si Dios existe o no. Es irrelevante la “corrección” de sus creencias. Solo juzgo la validez de sus argumentos.

2) Si es cierto o no que esas personas han dicho eso. Es irrelevante que lo dijeran ellas, o que sea una interpretación incorrecta del periodista autor del artículo. Lo que yo juzgo es la frase que se cita.

3) Si esas personas tienen derecho a pensar así. La libertad de tener unas creencias, por estúpidas que sean, no afecta al hecho de que sean estúpidas.

4) El que sea lícito creer en Dios o no. Lo que juzgo estúpido es el razonamiento que aducen, no el hecho de que crean o no.

5) Cualquier otro razonamiento a favor o en contra de la existencia de Dios, cualquier otro contenido que tenga el artículo, cualquier otra cosa que no sea la validez del argumento de “creer porque eso me hace feliz”.

Lo que sí que intento demostrar es:

1) Que ese razonamiento no es válido para “demostrar” que Dios exista.

2) Que si ese es su único argumento, entonces realmente no creen en Dios.

3) Que ese es su único argumento.

Dejado esto más o menos claro, paso a exponer mis argumentos.

Todos debemos estar de acuerdo en que, si Dios existe, será al margen de que esto nos haga felices o no, al igual que la gravedad existe aunque a mí no me guste romperme los dientes cuando me tropiezo. Por poner un ejemplo, supongamos que estoy jugando a las siete y media, y tengo un siete. Pido una carta boca abajo, y no la miro. No puedo decir, que, dado que necesito que sea una figura, creo que es una figura. La carta será una figura o no, pero yo no puedo creer que lo sea porque lo deseo. Puedo creer que es una figura porque soy (o creo ser) telépata, o porque ha bajado San Pedro y me lo ha dicho, y eso es lógico (sea cierto o no). Pero si mi única razón para creer es que lo deseo, entonces está claro que realmente soy consciente de que no sé si es así, con lo cual, en el fondo no tengo fé de que sea así.

Se ve, por tanto, que esté razonamiento de “creer porque eso me hace feliz” disocia (en la mente del supuesto creyente) el hecho de creer en algo, de la realidad del hecho en que se profiesa tener fe. Por consiguiente, la creencia se practica por conveniencia, no porque se piense que aquello en que se cree exista, lo cual es una contradicción lógica: no puedo creer, al margen de creer.

Pero hay una razón más simple. Si decimos que creemos porque eso nos hace felices, y que si no fueramos felices no lo haríamos, es un caso de falacia lógica, relacionada con o descrita por: argumento de consecuencias adversas, argumentación ad baculum, y pensamiento desiderativo.

Un argumento de consecuencias adversas indica el caso en el que se concluye que algo es cierto, porque las consecuencias de que no fuera así no son aceptables, y es un argumento falaz, por razones innumerables, que se detallan en las entradas de la Wikipedia que cito arriba.

Podríamos argumentar que, aunque el wishfull thinking de estos tipos no demuestre que Dios exista, aún y todo sigue siendo un argumento válido para su fe, pero tampoco es así. Si dicen creer porque eso les conviene, y es su único argumento (y lo es, porque dicen que no creerían si no fuera por ello), entonces son unos hipócritas, porque en el fondo deben admitir su ignorancia, como en el ejemplo de las siete y media uno debe admitir que ignora qué carta va a salir, aunque desee que salga una en concreto. Dado que meramente desearlo no es un argumento válido para su veracidad, o bien estos tipos deben admitir su ignorancia (en cuyo caso no pueden decir verazmente que crean que exista Dios, en el sentido de que tengan fe), o bien tienen otros motivos para pensar que Dios exista (en cuyo caso deben admitir que sus deseos no son la razón de que crean).

Podrían intentar evitar esa disyuntiva si dijeran que admiten su ignorancia, pero que a pesar de ello se declaren creyentes, pero en tal caso la frase citada arriba es un non sequitur, esto es que la conclusión no está relacionada con las premisas.

Uno puede pretender que cree en algo por conveniencia. Esto es lógicamente consistente. Pero no puede creer realmente en algo por conveniencia. Es tan estúpido como decir que amo a mi pareja porque me ha puesto una pistola en la frente y me disparará si digo que no. Puedo hacer como que la amo, pero no amarla. Y si la amo, será por otros motivos, no a causa de la pistola.

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