Flipo con Carlos Herrera

El susodicho señor Herrera no para de crisparme los nervios cada semana con sus artículos en el suplemento semanal del Diario Vasco. Bueno, todas las semanas no. A veces no lo leo.

Cuesta imaginar una mentalidad tan carpetovetónica como la suya, que igual defiende torturar toros ante la chusma enfervorecida, que, como esta semana, dedica una página entera a soltar improperios (otro argumento no tiene), contra un par de colegios españoles que han decidido no hacer celebraciones navideñas, basándose en su estatus laico. El artículo íntegro puede leerse aquí.

Transcribo el e-mail que pienso enviarle (carlos@carlosherrera.net):

Estimado Sr. Herrera,

Leo con alarma su artículo del 17 de diciembre del 2006 en XLSemanal, “Estúpidos Sin Fronteras”. Alarma porque sorprende que un periodista de su larga experiencia haga tan amplio ejercicio de falta de argumentos y recurso al argumento falaz y el insulto gratuito.

Si se eliminan los insultos, que a la única persona que rebajan es a ud. mismo, el lector se encuentra con una sorprendente retahíla de argumentos falaces, que dada su formación en letras debería saber evitar. Cito:

“Renunciar a esa pequeña fiesta a caballo entre lo social, lo familiar y lo religioso es una tontería manifiesta, habida cuenta el argumento que toda esa cuadrilla de idiotas maneja como excusa principal: una escuela pública es laica, ergo nada se celebra que tenga que ver con la religión.”

Clasificar de “tontería manifiesta” a renunciar a dicha fiesta es una afirmación gratuita. No es un argumento, sino una conclusión a la que se llega con argumentos que ud. no presenta (quizá porque no tiene). Utiliza ud. un petitio principii: su conclusión (que los defensores de esa idea son estúpidos) se basa en una proposición (que es una “tontería manifiesta”) que de hecho presupone la conclusión… no la demuestra.

“Otros aducen la presencia de minorías musulmanas que, por lo visto, huirían, histéricas, al comprobar que en el patio de su colegio alguien se ha disfrazado de San José, ese conocido activista antimahometano.”

Este argumento falaz se llama “hombre de paja”, y se basa, como sabrá, en construir un trasunto risible del objeto de nuestra crítica, y criticar ese trasunto, en vez de el objeto original de la crítica. Nadie teme que musulmanes histéricos huyan ante San Josés antimahomentanos… pero eso ud. ya lo sabe.

“Tanto unos como otros tienen pocas ideas, y las pocas que tienen rebotan en la oquedad de su cabeza[…]”

Más insultos gratuitos.

“¿Cómo explicarles a estos memos titulados que la Navidad forma parte, como la religión católica, de la cultura cotidiana de muchas generaciones de pobladores de nuestro país?”

Este argumento falaz se llama “apelar a la tradición”, y se basa en que algo debe de ser bueno, si lleva tanto tiempo haciéndose. La obviedad de su falacidad puede demostrarse por reducción al absurdo: durante cientos de años (miles) no ha habido democracia, ¿por qué cambiar ahora? Nunca ha habido antibióticos, ¿por qué usarlos ahora? Siempre hemos tirado la cabra del campanario en fiestas, obviamente dejar de hacerlo sería estúpido.

“¿Cómo pelear contra la melancolía, digo yo, que causa tener que esforzarse en explicar algo absolutamente obvio?”

Más afirmaciones gratuitas. Dé (se me ocurre proponer) argumentos, hombre de Dios.

“Si la revisión del calendario festivo español tuviese que sufrir un repaso de tipejos como los que han tomado esas decisiones en esos dos colegios públicos españoles –algunos padres incluidos–, tendríamos que empezar a replantearnos nuestra vida desde el minuto uno de nuestra existencia.”

Más recurso al hombre de paja: nadie propone que se eliminen las festividades en sí (el hombre de paja que ud. emplea), sino eliminar la religiosidad de dichas festividades.

“Como no creo que estén dispuestos a renunciar a sus festividades habituales, asistiríamos al replanteamiento civil de muchas de ellas: de la misma forma que unos cuantos capullos de seda abogaron por instaurar una suerte de ‘primeras comuniones civiles’ o ‘ceremonias civiles de bienvenida a la sociedad’ –por el bautizo, se entiende–, estos pedagogos zaragozanos y murcianos abogarán por retitular la fiesta de la Purísima como Fiesta del Fin de Otoño, la de la Epifanía como Día del Juguete y la del Viernes Santo como Fiesta de la Primavera Jubilosa.”

Estupefacto me deja ud. con esta muestra de ignorancia histórica (amén de reiteración en el uso de hombres de paja). Debería ud. saber que la mayoría de fiestas religiosas (cristianas), empezando por la Navidad, son refritos y reconversiones de fiestas paganas muchísimo más antiguas y enraizadas en la sociedad que estas fiestas actuales que las sustituyeron.

Comete ud. un lamentable non sequitur al usar un razonamiento (básicamente, que cambiar tradiciones no está bien) para defender una posición (las actuales fiestas religiosas) que se basan en la negación, en primer lugar, de dicho razonamiento (ya que estas fiestas abolieron otras).

“Lo único bueno que tienen estas cosas es que se acaban sabiendo antes o después y que del ridículo no les salva nadie. Pero no hay que acomplejarse y creer que ésa es una tendencia a la que vamos de forma inevitable: no y no. Quede constancia que quienes así actúan, a los ojos de este cronista, no son más que una simple, redonda y rotunda pandilla de majaderos. Feliz Navidad a todos ellos.”

Para este viaje nos sobraban las alforjas. Se limita ud. a exponer su respetable opinión de que las medidas a las que alude son una majadería. Estupendo. Bueno es saberlo. Ahora bien, esto podía decirse en 2 líneas, sin darle cuerpo en un artículo que intenta crear la ilusión de que hay cierto argumento objetivo detrás de dicha opinión personal.

Sinceramente,

Iñaki Silanes

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