Gospel in Donostia

Yesterday I attended a gospel concert with my friends, at the Kursaal Palace.

The singing choir was the London Community Gospel Choir, and a really find ensemble it was. The basque society is well known for our coldness, and how shy and quiet we are. However, the LCGC, under the commands of its vital director, managed to make us not only clap hands, but also sing to the tunes, and even stand up and dance! My hands hurt of so much clapping, and time passed like a flash.

I never expected to be carried out by such a music (little religious feeling I have, and little connection to black culture and music), but they made it.

If they sing near you… go see them.

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Carta abierta a Amaral

Quizá alguien (una de las tres… no, espera, una lo dejó ayer… bueno una de las dos personas que lee esto) recuerde mi mensaje a Bebe. Ahora va otro para Amaral.

He intentado encontrar una dirección de contacto con ellos, pero solo he encontrado la del Club de Fans (club@amaral.es), y en su web dicen textualmente que “El grupo no leerá las cartas”. Así que me toca desahogarme aquí.

Carta abierta a Amaral:

Estimados Amaral,

Quisiera compartir con vosotros unas reflexiones que he hecho, tras mi reciente adquisición de vuestro disco “Pájaros en la cabeza”. La primera, y quizá menos relevante, es que adquirí el CD por 6 euros, en una tienda de música. El precio del mismo CD hace un año era más del doble, y si no hubiese bajado, a fe mía que nunca lo habría comprado. Y no porque menosprecie vuestra música. Todo lo contrario, me encanta. Pero los precios abusivos me revientan… sean en CDs o en barras de pan. 6 euros por un CD es razonable. 7 euros es razonable. 15 o 20 euros es un robo.

La principal reflexión que quería transmitiros (aunque nunca llegaréis a leer estas líneas), es sobre la protección anticopia del CD. Quisiera haceros llegar mi malestar por este hecho, además de avisaros de que como protección deja mucho que desear. Ya me encontré con un sistema anticopia con el CD de Bebe, y aquel sí que me impidió pasarlo a formato digital en el ordenador, pero el vuestro ha sido completamente pasado por encima por el programa de extracción de música que he usado. Solo sé que el CD tiene protección porque así lo indica en la caja.

En todo caso, el mal funcionamiento de este abusivo DRM no exime a quien sea responsable de una agresión a los derechos del comprador. Existe un derecho llamado “a copia privada”, el cual me da cobertura legal para pasar un CD mío a cualquier formato que yo quiera, y hacer cuantas copias desee, con tal de que se destinen a uso privado. Esto significa que nadie (ni siquiera el artista), puede limitarme o impedirme que, por ejemplo, me pase el CD a MP3 y lo oiga por los altavoces del ordenador (mientras el CD está en su estantería). La tecnología Copy Control que incorpora vuestro CD trata de vulnerar este derecho.

Esta práctica es lamentable y, añadiendo escarnio a injuria, tremendamente ineficaz. El sistema de “protección” anticopia de vuestro CD no solo no ha impedido que lo copiara (cosa que habría vulnerado mis derechos de haberlo logrado), sino que me ha indignado gratuitamente.

En este mercado toda protección anticopia es ridículamente ineficaz. Incluso cuando funciona (como en el caso del CD de Bebe), uno puede bajar las canciones de Internet, cosa que recientes sentencias judiciales han dictaminado legal (que es lo que hice en el caso de Bebe), ya que siempre hay alguien que se lo ha saltado, y solo hace falta una persona para colgarla en una red p2p.

La clave es confiar en la honestidad del cliente. Yo me comprometo a obtener por medios legales la música de cualquier grupo comercial que quiera adquirir, y pagar lo estipulado. Pero lo hago porque me parece lo correcto, no me podéis obligar. Técnicamente no tenéis medios, y moralmente es inaceptable tratar de impedir la copia privada, aunque sea con la intención de impedir copias ilícitas.

Seguid haciendo buena música, distribuidla a precios razonables, y olvidaos de inútiles sistemas anticopia. A mí me haréis un poquito más feliz.

Mis mejores deseos,

Iñaki

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The music industry is in crisis

Being a fan of Jamendo and CC music in general, the discographic lobby might have tagged me as a disruption vector. After all, I am worse than a “pirate”: I do not buy commercial CDs but the music I listen to has been legally acquired.

Well, this is not strictly true. I do buy CDs, from time to time. Just yesterday, I spent 69.40 eur in CDs!! However, I never (seldom) buy trendy music, for the simple reason that CDs over 9.00 eur are almost invisible for me.

The list of what I bought:

  • El infierno es demasiado dulce (Eskorbuto) – 8.25 eur
  • En tránsito (J.M. Serrat) – 10.65 eur
  • Loco por incordiar (Rosendo) – 8.30 eur
  • Física y Química (J. Sabina) – 8.75 eur
  • Bolsillos (Pedro Guerra) – 2.25 eur
  • Valle de Lágrimas and Aparejo de Fortuna (Javier Krahe) – 10.75 eur both
  • Versiones Originales (Pérez Prado) – 5.75 eur 2CDs
  • Pájaros en la cabeza (Amaral) – 5.95 eur
  • Planeta Eskoria (SKA-P) – 8.75 eur

Total: 11 CDs at 6.40 eur each avg.

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Bob Dylan in Donostia

The times, they are a-changing…

Indeed they are! The Dylan I saw and heard in the concert he gave yesterday in the Zurriola beach was not the one who earned his glory, but one living of his glory.

His voice has always been singular, but yesterday it was just degradated. He never let the camera get closer than a certain point, and we were so far away from the scenario that the giant panels were our only hope of catching a sight of his face. We never did.

He also made the whole performance seated in front of the piano, didn’t even introduce himself in the beginning, and actually said nothing during all the concert, except near the end, when he gave a brief speech of which I understood nothing.

I am no fanatic of Dylan, but I do like his most famous songs (“Blowing in the wind”, “Mr. Tambourine Man”, “Knocking on Heaven’s door”, “Like a rolling stone”), but also some others that are not that famous (“The times, they are a-changing”, “Don’t think twice, it’s all right”, “It ain’t me, babe”, “Maggie’s farm”…). However, yesterday he sang such twisted versions of them, that no one managed to identify half of them. He began with, The times, they are a-changing and Maggie’s farm, if I recall correctly… and I identified them by the lyrics, not the music. When he played Mr. Tambourine Man, the song was 3/4 through by the time people would recognize it.

Before Dylan played, Mikel Laboa did. He is getting really old, and it shows. He sang quite correctly (faithfull to his particular style, that not everyone understands), but his mental and physical health are deteriorating. Anyway, I can’t say I didn’t enjoy his songs. Some more than other, but all in all it was fine.

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last.fm

I have discovered this interesting web site called last.fm, via the amazing amaroK music player.

Basically, info about all songs I play (with amaroK, or another last.fm-enabled player) is uploaded to my last.fm profile, where anyone can see it.

If you want to find people with similar musical tastes, or find out what other groups people who likes a group listens to, or how many people listen to some song or group… all that can be found at last.fm.

And if you are just curious what music I listen to, just follow this link.

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Los caraduras de la SGAE

Leo en el Diario Vasco un artículo haciéndose eco del enfrentamiento entre SGAE y usuarios de material informático (o sea, tú y yo), en relación con el famoso canon por copia privada que se aplica a medios como CDs y DVDs.

El preclaro Farré afirma (refiriéndose a los fabricantes de soportes de almacenamiento digital), con su acostumbrada hipocresía:

Lo lógico es que compartan una mínima parte de esa ganancia con quienes crean esos contenidos […] ¿Venderían tantos soportes si no se pudieran copiar las obras?

Este es el puñetero argumento de “gracias a la música se venden más CDs vírgenes, por lo tanto los autores deben recibir una parte del pastel”. Dejemos a un lado si dar dinero a la SGAE equivale a darlo a los autores de la música, o si la SGAE realmente representa a los autores españoles (muchos de los cuales no se adhieren a ella), o en qué lugar queda la música CC… Supongamos que SGAE=música (aguantad las risas, es un suponer).

Pues bien, ese argumento seguiría siendo FALSO.

Es falso y bien falso. El mercado libre no funciona de esa manera, querido Farré.

Supongamos que yo vendo coches. Supongamos que vendo 1000 coches este año. Supongamos que el año que viene la compañía X inventa un combustible más barato. Como el combustible es más barato, la gente empieza a comprar más coches, y mis ventas suben a 2000 coches en el 2007. ¿A alguien en su sano juicio se le ocurriría pensar que la compañía X puede pedirme un “canon” por los coches que vendo, alegando que “gracias a ellos he vendido más”? Pues a nadie, claro.

Supongamos que, en vez de inventar un combustible más barato, X inventa un coche solar. La nueva competencia hace que mis coches sean impopulares, y mis ventas del 2007 bajan a 500 coches. ¿Tengo derecho a demandar a X por hacer que mis ventas bajen? Pues no, claro.

Si acciones de terceros negocios afectan favorable o desfavorablemente al mío, lo tengo que tomar como imponderables del mercado, y adaptarme al cambio sin rabietas y sin pataletas. Pero parece que la SGAE no ha entendido esto: en un mercado justo y libre, NADIE COBRA POR BENEFICIOS INDIRECTOS A TERCEROS.

Es más, tampoco es tan claro que la música beneficie la venta de soportes digitales, pero no al revés, ni en qué medida se dan estos beneficios mutuos, o en qué medida afecta la música a la venta de soportes digitales, comparada con otros factores. Legislar el cobro de un canon indiscriminado en estas circunstancias es irresponsable, y nuestros políticos deberían ser conscientes de ello.

Alguien podría alegar que en el ejemplo de coches y gasolina barata, el vendedor de gasolina también se beneficia de la venta de coches (así que el beneficio es mutuo), pero con la música “pirateada” no pasa eso: la música beneficia la venta de soportes digitales, pero no al revés. Pues bien, esto es otra mentira. Yo planteo la pregunta: ¿acaso se vendería tanta música (CDs originales) si los usuarios no tuvieran un medio barato y fiable para hacer copias? ¿Acaso la música en CDs habría ganado tanta popularidad si no pudiera uno pasarla a MP3 u OGG en su ordenador, o a un reproductor portátil? Recordemos cómo MS-DOS se hizo tan popular en su momento gracias a que se podía “piratear”. Sí, señores, sí, gracias a que eran bien sencillo de copiar.

Hay una corriente de usuarios descontentos (entre los que me encuentro), que reduce su compra de CDs por desprecio a unas discográficas mafiosas, a un canon injusto, a unos artistas mezquinos y ruines, y a “protecciones” anticopia y DRMs abusivos. Leed, por ejemplo mi carta a Bebe.

Está claro que la venta de música se ve perjudicada por esas medidas, pero cada cliente descontento que pierden por sus abusos, ellos lo atribuyen a las redes p2p y al “pirateo”. Por otro lado, cada CD que en mi grupo de investigación utilizamos para hacer una copia de seguridad, se lo apropian como si lo usáramos para grabar a Bisbal. ¡Menuda jeta!

Cada día me tienen más harto estos ladrones.

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Mensaje a Bebe

Hoy me ha dado el punto y se me ha ocurrido mandar esta carta a la dirección de feedback de la página web de Bebe. No sé si esa dirección servirá para contactar con ella, o solo tiene como fin comentar aspectos de la página web. Igual Bebe acaba leyendo el mensaje en este blog antes que por aquel medio :^)

Vaya por delante mi respeto por la artista, y mi aprecio a su música. Sé que la situación que describo ocurre con muchos artistas y muchos CDs, pero… a mí me pasó con ella.

Este mensaje no es sobre la página web en sí, sino para Bebe, porque es la única manera que he encontrado de contactar con ella. Yo estaría muy agradecido de que llegara a ella, y estoy seguro de que ella también valorará la información que contiene.

Estimada Bebe,

No sé si estás al corriente de las protecciones anticopia con las que se comercializa tu CD, pero yo, lamentablemente, sí.

Te comento cómo consumo yo la música: me voy a la tienda, me compro el CD, lo meto en el ordenador de mi casa, lo paso a MP3, saco el CD, lo guardo en su caja, y ya NUNCA MÁS lo saco. Siempre escucho de la copia del disco duro, a través de los altavoces del ordenador (frente al que trabajo todo el día).

Por motivos obvios, esta estrategia es imposible con tu CD, el cual compré, y tengo muerto de risa en una balda. Como yo quiero escuchar tu música, recurrí a pedirle un CD pirata a un amigo, del cual pude sacar los MP3 sin problemas.

Ahora bien, ¿no es irónico que no pueda escuchar la música que compré, pero sí la que NO compré? En las circunstancias mencionadas, ¿crees que me siento incentivado para comprar tu siguiente CD, cuando me veré obligado a hacer la misma jugada? ¿Con qué cara puedo criticar la “piratería”, si gracias a ella puedo escuchar el CD que a través de su compra legal no pude disfrutar como yo quería? Mi “recta moral” me puede llevar a comprar tu segundo CD, aún sabiendo que me será inservible, simplemente para compensarte económicamente… pero estaremos de acuerdo en que eso requiere un huevo de “recta moral”.

Puede que pienses que un sistema anticopia impide, o dificulta, el tráfico ilegal de grabaciones de tu CD, pero esto no es así. En cuanto UNA sola persona rompa la protección (este proceso suele durar, como mucho, horas tras la salida al mercado del CD), esta la pondrá en internet y ya está, así de fácil. La persona que me pasó la copia pirata, ni sabía que tu disco tuviera protección anticopia. La protección solo molesta a las personas como yo, que nos hemos comprado el disco legalmente, y no recurrimos a métodos ilegales, a menos que se nos fuerce a ello.

Por eso, en bien tanto de tus seguidores, como tuyo propio, porque venderás más, te invito a elimiar cualquier sistema anticopia de tus subsiguientes discos, que espero con impaciencia, para comprarlos si no incluyen tecnologías lesivas para mis intereses como consumidor.

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Concierto de El Canto del Loco

Pues sí, tras el de Sabina el domingo pasado, he ido (ayer) a un segundo concierto en apenas seis días, pues tocaba El Canto del Loco en el Velódromo de Anoeta (Donosti).

dani

Dani, el cantante

Esta vez era de un estilo de música más comercial y “juvenil” que Sabina… Y lo de juvenil va en serio, porque yo doblaba en edad (literalmente) al 90% de los asistentes. O mejor dicho, LAS asistentes, porque había más niñas que en el patio de un colegio femenino.

No puedo por menos que resaltar estas y otras diferencias entre ambos conciertos, porque eran realmente llamativas. Este concierto, por ejemplo, ha sido bastante más multitudinario, y el escenario lo han colocado en un extremo corto del óvalo del velódromo, mientras que Sabina lo puso en un lado largo (dejando menos sitio para la gente).

También es cierto que, con todo lo viejo y cascado que está Sabina, se pegó dos horas y cuarto pasadas cantando, mientras estos apenas llegaron a hora y tres cuartos, ¡con todo los jóvenes y llenos de energía que se supone deben ser! Y, a mí al menos, se me hizo más corto aquel concierto que este… o sea que igual me estoy haciendo viejo.

Otra diferencia es que para la iluminación del concierto de anoche tuvieron que volver a abrir la central nuclear José Cabrera, y me han dicho que se consumieron un par de toneladas de U-235… ¡o más! Si no se ha visto una mezcla de Star Wars y el episodio de Pokemon que provocaba epilepsia, no puede uno hacerse a la idea de la cantidad e intensidad de luces, colores y destellos. Durante un rato creí ver un elefante rosa… y de hecho quizá lo había.

El concierto en sí estuvo muy bien, con ritmos muy pop y mucha pose de niño malo, pero con la música pegadiza y fácil de escuchar que buscamos cuando escuchamos al El Canto del Loco, añadido a la frescura de la actuación en vivo. Yo me lo pasé muy bien, por mucho que no sean mis ídolos.

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Concierto de Sabina

Pos eso, que el domingo tuve el placer de asistir al concierto que dio Joaquín Sabina en el velódromo de Anoeta (Donostia).

El tío se cascó dos horas y cuarto de canciones, con las pausas justas para soltar algunos versos, presentar a sus compañeros de escenario, dejar cantar sendas canciones a Pancho Varona (muy sexy con su mono de butanero), y a Olga (Google me dice que se apellida Román), y recoger un tanga que le tiraron desde el público.

A mí el tiempo se me pasó volando, para cuando nos quisimos dar cuenta ya habían pasado 2h y se despedía. Luego salió otra vez e hizo un cuarto de hora de bises, para, según sus propias palabras, “no hacer el teatro de salir y volver varias veces, y directamente aburriros de una vez”. La verdad es que se nos quedó corto, sobre todo porque se dejó un montón de canciones en el tintero (“Pongamos que hablo de Madrid”, “Ruido”, “Eva tomando el sol”, “Por el boulevar de los sueños rotos”, “Oiga doctor”, “Medias negras”…). Tiene tantas canciones que esto era inevitable, a menos que el concierto durara 10 horas.

En resumen: un concierto cojonudo.

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radio.blog

Recently my friend L. drew my attention to a blog that had a nifty flash animation on a sidebar. That flash animation presented the visitor with a playlist of some songs, which she could play by clicking on them. Well the thing is called radio.blog, and can be downloaded from its homepage. BTW, it’s a Creative Commons software piece.

So, yes, I went ahead and implemented it in my blog… and the result is in the right hand side of this page.

Installation

You need to download the zip file you can find at the radio.blog site (direct link).

Unzipping that file will create a radio.blog.2.5/ directory, which contains a Instructions.txt file. Read it, because it is very simple and, of course, useful.

Basically, you will find two directories inside the main one: creat.sound/ and radio.blog/. The former can be used to place MP3 files into it, and then create RBS files making use of one of the BAT files therein (for MS Windows), and the latter is the directory that you have to place in your web server, because it contains the program itself (SWF and PHP files), along with the MP3 files you will upload.

Okay, so the first step is to convert the music into the RBS format. They include a (very simple) BAT file that can do the job if you’re on Windows (don’t sue me if it doesn’t work: I haven’t tried it), but whatever OS you are running, a RBS file is nothing more than a MP3 file renamed to .rbs. Yes, just that. However, the BAT files the makers give not only do that renaming: they also downsample the songs to 32 or 64 kbps. You can do it by hand using lame (toolame won’t work, because Layer II is not supported, only Layer III). The downsampling is desirable because, even though the quality goes down, so does the size, and it is crucial to make small files if we want a half-decent listening experience for our visitors. Myself, I use a 48 kbps bitrate. Important note: make sure the resulting MP3 has a sampling frequency of 44.1 kHz (I think the default is to resample to 24 kHz, which will make the song sound like The Chipmunks singing it, because the player assumes it’s 44.1 kHz).

Once we have a bunch of RBS files, we will have to put them into the radio.blog/sounds/ directory and upload the whole radio.blog/ dir to our site. Next, you have to copy the code below into the source of the web page you want to put the radio into (e.g. the template of the blog):

<iframe src="http://YOUR_URL/radio.blog/index.php" name="radio" scrolling="no" frameborder=0 width=220 height=320></iframe>

In the code above, substitute YOUR_URL with the URL of the site you downloaded the radio.blog/ dir to.

Creating the RBS files

From WAV:

lame --abr 48 --resample 44.1 infile.wav -o outfile.rbs

where “48” is the desired bitrate. You can tune it up (better quality) or down (smaller size).

From OGG:

Convert to WAV,

oggdec infile.ogg -o infile.wav

and then, like above for WAV.

Or, in one step:

oggdec infile.ogg -o - | lame --abr 48 --resample 44.1 - -o outfile.rbs

From MP3:

lame --mp3input --abr 48 --resample 44.1 infile.mp3 -o outfile.rbs

Music I have uploaded

Due to the restrictive copyrights most mainstream songs bear, it is legally tricky to broadcast them at a place like this. Not only that, but I also refuse to give free publicity to a bunch of sobs who assume I am a criminal, and treat me like one, limiting my rights to access, share and spread their music.

However, there is little to fear. There are places like Jamedo, where all sorts of musicians publish their work under Creative Commons licenses, so that anyone can freely download, listen, copy, share and spread it any way they feel like, with the only price of acknowledging the author. This is the way to go, and this is the kind of artists I want to support. All the music you’ll find at my site, is, therefore, Creative Commons music.

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